Sólo al entrar al CEIP Giner de los Ríos, en Mairena del Aljarafe (Sevilla), ya ves que la belleza forma parte de su pedagogía. Se nota mimo y sentido estético en todos los detalles: en los colores, en loas cuadritos con los proyectos de los niños y niñas, en las orlas de piedrecitas… ¡Entras y sonríes!

La misma sensación tuve en el IES Avelina Cerra de Ribadesella (Gijón). ¡Ni una sola concesión a la dejadez, a los papeles en el suelo, a la suciedad mugrienta en los rincones!. La suciedad y la fealdad son malas compañías en educación.

La belleza no sólo es educativa, también es acogedora e nclusiva, y en especial entre los niños y niñas con dificultades sociales. Estar rodeados de limpieza y detalles bonitos aumenta la autoestima y el optimismo, hace que se sientan felices de pertenecer a esa comunidad.

No es una frivolidad, no es una pijada, no es una manía superficial de carroza pedagógica, porque estimula el ser cuidadoso con las cosas y alimenta la dignidad de las personas. Por eso me emociona la perseverancia de muchos educadores que luchan contra viento y marea contra la desidia.

Ayer también disfruté de una inmersión de belleza en el multitudinario acto de la FEDAC en Girona. Presentaban su programa #avuixdemà (hoyxmañana) y el evento estuvo desde el principio al fin impregnado de momentos tan bonitos y cuidados como la canción que nos ofrecieron estos niños y niñas de FEDAC Anglès.

 

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