Conocía las Dolomitas, pero nunca, hasta este verano, había estado en el Tirol.

Siempre me impacta la grandiosidad de estas montañas, de una belleza que casi duele.

Y siempre vuelve a vibrar en mi corazón la poesía de Joan Maragall:

Torno de la dolçor de les muntanyes

i de veure el mar blau de dalt dels cims:

tot era ple de llum i d’alegria

pels plans brillaven tremolant els rius.

Tot era aprop i lluny, i tot tenia

com una resplendor d’eternitat.

Aquel repós que l’ànima somnia

per quan aquest camí s’haurà acabat.

Traduzco:

Vuelvo de la dulzura de las montañas,

y de ver el mar azul encima de los picos:

Todo estaba lleno de luz y de alegría.

por los llanos brillaban, temblando, los ríos.

Todo estaba cerca y lejos, y todo tenía

como un resplandor de eternidad.

Aquella paz que el alma sueña

para cuando este camino se haya acabado.

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