En el mundo educativo en general siempre hemos desconfiado de la publicidad, especialmente la de la televisión.
La publicidad es el malo de la película educativa, el que difunde las peores actitudes, el que promueve el consumismo desenfrenado, el aborregamiento, etcétera.
Por ejemplo, los educadores solemos deprimirnos un poco cuando oímos a los niños y niñas repetir machaconamente las melodías de los anuncios que ven en la televisión, en lugar de interesarse por otro tipo de canciones. Al menos, eso me pasa a mí.
Aunque confieso que muchos anuncios me parecen ingeniosos y divertidos, como el del perro que se esconde para no tener que lavar los platos, o el de la niña que silabea los nombres de los comercios en Navidad, o el del niño disfrazado de Darth Vader que cree que ha activado el coche con sus superpoderes… ¿Y qué decir de esta maravilla de anuncio que es Perdón mamá?
Bueno, el caso es que no todo en publicidad es alienación y consumismo. También hay creatividad, sentido del humor, emociones.
Sin embargo, siempre será mejor una mirada doblemente activa: atenta a lo creativo y atenta también a lo desagradable, a lo discriminatorio o a lo injusto.
Creo que esta mirada inteligente es la que propone Canal Comunica, una propuesta necesaria y audaz que me ha seducido desde el primer momento.
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