Te escuché en las manifestaciones del 8 de marzo y estoy totalmente de acuerdo con tu lema: Sola, borracha, quiero llegar a casa. Tienes toda la razón: estés como estés tienes que poder llegar a casa. Nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a abusar de ti, a agredirte o a violentarte porque estés borracha o vayas sola. Y el que lo intente, a la cárcel. Y punto.

Pero, por favor, hazle caso a esta abuela y no te emborraches. El abuso de alcohol significa, nos guste o no, perder reflejos y eso no nos lo podemos permitir, ni las jóvenes como tu ni las viejas como yo. Bueno, o si quieres emborracharte, hazlo en un entorno seguro.

Si aceptamos que es peligroso conducir después de haber ingerido una más que generosa dosis de alcohol, imagínate lo que es estar  borracha en una jaula (llámale discoteca) llena de animales (llámales animales). El peligro existe y hacer como si no existiera no lo disuelve. ¿Entrarías borracha en un corral de cocodrilos porque “tienes derecho a entrar”?

Perder reflejos, atención, concentración o control no nos conviene para nada a las mujeres en una sociedad violenta y machista. No vivimos en Disneylandia. Necesitamos estar con los cinco sentidos, para prever los riesgos, protegernos a nosotras y poder proteger a las demás. En definitiva, necesitamos ser más listas -y a veces un poco más desconfiadas- que aquellos animales que buscan agredirnos cuando nos ven vulnerables.

No me llames cobardica, no estoy renunciando a ningún derecho. Te pongo un ejemplo: si subo a una montaña, empieza a llover a cántaros, se pierde visibilidad y el terreno se vuelve fangoso y resbaladizo, no soy cobarde porque me meta en una cueva a esperar que pase la tormenta. Y así con tantas cosas de la vida.

Hoy he cumplido 68 años. Esta mañana llovía -¡qué buena noticia!- y he ido a entrenar bajo los porches de la Vila Olímpica. Me gusta estar en forma por muchas razones, pero también para tener más probabilidades de ponerme a salvo en algún momento si fuera necesario.

No persigo que me imites -cada loca con su tema- pero, por favor, al menos escúchame: Quiero que siempre vuelvas a tu casa sana y salva. Y también quiero que sepas protegerte.

La foto de los cocodrilos es de Marianne Tang en Pexels

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