Yo creo que sí, a riesgo de que se me tache de conductista, que viene a ser en según qué ambientes como citar al demonio.
La verdad es que en este tema no he evolucionado mucho. Siempre me ha parecido hipócrita no reconocer que necesitamos reconocimiento, valga la redundancia.
Cierto que hay premios desproporcionados, absurdos o perversos. Siempre se nos puede ir la olla con estas cosas.
Pero la mayoría de las personas, nos sentimos motivadas y animadas cuando algo que hacemos bien merece una aprobación o reconocimiento explícito por parte de los demás.
Para los que temen caer en el materialismo, un premio explícito puede ser algo tan ligero como una sonrisa, unas palmaditas en la espalda, un abrazo, una poesía, un dibujo…
O algo más tangible como un sobre con semillas para plantar en primavera, un libro, dos entradas para el cine, una excursión a un lugar insólito…
¿Existe algún riesgo de que la persona así premiada se vuelva egoísta e interesada? Me parece simple esta hipótesis.
Necesitamos celebrar lo que hacemos bien y lo que funciona, porque de celebrar todas las desgracias vamos sobrados.
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