Para encontrar su lugar en el mundo, como dice Luis María López-Aranguren, muchas personas necesitan una segunda oportunidad.

La prisión les ha privado de libertad y les ha envuelto en una cultura carcelaria de inseguridad, baja confianza  y autoexclusión.

Seguir alguna formación ocupacional antes de salir va a ser una herramienta básica, pero también es necesario reconstruir el tejido emocional y moral.

Esta semana hemos finalizado en el Centre Promotor APS las sesiones sobre aprendizaje-servicio destinadas a las entidades sociales y centros de formación que trabajan para devolver a los internos su condición de ciudadanos.

El curso pasado el Programa Reincorpora exploró las posibilidades del aprendizaje-servicio y los resultados fueron muy estimulantes.

Estudiantes de hostelería dinamizaron talleres de alimentación saludables para personas de la tercera edad; estudiantes de limpieza industrial y gestión de residuos  organizaron un mercado del intercambio; estudiantes de soldadura colaboraron con la comisión de fiestas de un barrio montando una carreta…

Vivieron experiencias de relación personal con el vecindario donde la segunda oportunidad fue, para muchos, la primera vez que se sintieron útiles y valorados por los demás.

 

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