El próximo lunes empiezo un curso de aprendizaje-servicio que me hace especial ilusión coordinar.

El curso tiene nombre propio: Cuidem El Vendrell (Cuidemos El Vendrell), porque se enmarca en un programa comunitario del mismo nombre, impulsado por el ayuntamiento de la localidad, que en sus inicios era una aplicación de móvil para canalizar las incidencias que detectaban los ciudadanos en la vía pública.

El Vendrell es una población de la comarca catalana del Baix Penedès. Cuenta con unos 40.000 habitantes, de los cuales sólo el 20% nacieron allí.

Al Ayuntamiento le preocupa precisamente la cohesión social entre la población nacida en el municipio y la población recién llegada, procedente de diversos orígenes, costumbres y culturas, que frecuentemente se siente desvinculada.

También le preocupa el desconocimiento generalizado sobre el propio municipio, tanto de unos como de otros, así como el nivel de incivismo expresado en los vertederos incontrolados, el bajo nivel de reciclaje…

Y, sin embargo, El Vendrell es un pueblo con enormes valores culturales, paisajísticos y sociales. Posee una muy apreciable calidad de vida; está rodeado de un entorno agrícola y natural privilegiado; ha sido la cuna de grandes referentes de la cultura, la creatividad o las reivindicaciones sociales: Pau Casals, Àngel Guimerà, Jaume Carner, Andreu Nin, Joan Reventós, Àngels Garriga, Marta Mata…

Los departamentos de Medio Ambiente y de Educación se han unido para impulsar Cuidem El Vendrell como proyecto educativo, cuya finalidad última es Tener un Vendrell limpio y bonito, habitable y saludable, y con una ciudadanía con valores, implicada en su municipio y responsable con la naturaleza, el medio ambiente y la sociedad.

El curso que empieza el próximo 3 de octubre forma parte de esta iniciativa y se dirige al profesorado de Secundaria y a entidades sociales, a fin de inspirar proyectos de aprendizaje-servicio que colaboren en la causa.

Me gusta mucho el nombre del proyecto, creo que sintoniza muy bien con la ética del cuidado que está en la base del aprendizaje-servicio.

Justamente este verano he acabado de leer Una breu i atzarosa història de la vida (Una breve y azarosa historia de la vida), del astrofísico Joan Anton Català Amigó, una obra donde poco a poco se revela con fuerza la idea de que cuidar la propia ciudad, el propio pueblo, el territorio donde una vive, es un homenaje a la vida.

Como me suele ocurrir… ¡lo que estoy leyendo acaba vinculándose a lo que estoy haciendo o viviendo, de una u otra manera!.

Por eso he subrayado algunos párrafos del libro que enlazan con el aprendizaje-servicio:

Desde esta perspectiva, el “no somos nadie”  de los humanos tiene menos sentido que nunca. Porque somos una pieza más del engranaje de la vida. Pero, a diferencia de una bacteria, nosotros podemos sentir la emoción y la satisfacción de pensar que todo lo que hacemos mientras estamos aquí tiene efectos sobre las generaciones que siguen (…)

Son nuestras acciones pequeñas, del día a día, las que darán sentido a nuestra vida, a la de cada uno de nosotros. Y ahora mismo, a nuestro alrededor, se necesitan más pequeñas acciones que nunca, en forma de solidaridad.

Esta es la solidaridad de Cuidem El Vendrell y su particular homenaje a la vida.

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