Cuando mi hija era pequeña, no había verano en el Pirineo que no compráramos un ejemplar de la revista francesa Wapiti, para niños y niñas de 7 a 12 años.

Era toda una invitación a sumergirnos en la naturaleza y conocerla un poco mejor. Nos acompañaba la mar de bien en ese tiempo salvaje y austero en el que habíamos estado soñando todo el invierno.

Me cuesta entender la preferencia por una piscina clorada y aburridamente uniforme cuando hay la posibilidad de bañarse en un río o un lago con piedras, hierbas, pececillos, renacuajos o incluso culebras.

Tengo amigos que son grandes especialistas en muchas buenas cosas pero que cuando ven un roble, un haya o una encina sólo ven un árbol, y todavía gracias si se fijan en que es un árbol y no un poste de electricidad.

Es verdad que no se puede estar en todo, nadie puede ni saberlo todo ni disfrutar de todo. Pero creo que nuestros niños y niñas merecen que, de vez en cuando, les ofrezcamos la posibilidad de fundirse con la naturaleza.

Y asumir que a veces hay que arrastrar a algunos más reticentes, porque la comodidad del sofá, la pantalla y el mando a distancia causa estragos.  Aunque luego estos miembros del club anti-natura no nos vayan a dar las gracias con una sonrisa de oreja a oreja, sino que echarán pestes de los mosquitos, del calor, del frío, de la sed o de la pendiente de la montaña.

Quejarse también es bueno, forma parte de la identidad de ser menor de edad y tener ganas de tocar las narices a la persona adulta que tienen delante. No exageremos la trascendencia de su malestar, ni nos dejemos amilanar porque no los veamos “motivados”, lo cierto es que necesitan un poco de incomodidad para curtirse en todos los sentidos.

Pero la mayoría de los niños y niñas que conozco disfrutan del aire libre. Y todavía disfrutan más si reconocen donde están y lo que ven, en definitiva, si “saben cosas”, si están informados. Eso les da seguridad y confianza.

Por eso estoy encantada de haber descubierto esta joya de revista que se llama Pantera: una revista que cultiva el amor por la naturaleza, la ecología y la preservación del medioambiente, pensada para niños y niñas que sí salvarán el planeta. Una revista con información amena y rigurosa, con ilustraciones, fotografías y diseño gráfico de profesionales referentes, para disfrute tanto de niños como adultos.

Se edita en castellano y catalán y se publica tres veces al año, con números temáticos. La recomiendan para pequeños lectores a partir de 9 años, pero si se lee en familia, es atractiva, útil e interesante para niños y niñas más pequeños.

Con esta intención, aprovechando la festividad de Sant Jordi, he comprado el pack de los tres primeros números para mi nieta. Para manipularla y condicionarla sin piedad hacia el amor a la naturaleza.

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