Mientras desayuno leo el diario cada mañana, rastreando a ver si encuentro alguna buena noticia. Pues bien, casi nunca pasa: La variante ómicron es más contagiosa, la economía no acaba de remontar, las pensiones están amenazadas, el apagón eléctrico europeo es una posibilidad, no emerge una voluntad política unitaria y eficaz para frenar la crisis climática…

No sé cómo lo ves, pero yo no quiero caer en el desánimo. Nada se soluciona con pesimismo y negativismo. Sin embargo, es difícil, muy difícil, querer ser realista y no engañarse y, al mismo tiempo mantener la esperanza de que es posible cambiar las cosas.

Por ese motivo cada vez me noto más sensible a las cosas que funcionan, por pequeñas que sean. Y el pasado fin de semana tuve una de estas experiencias, tal vez poco representativas (aunque de esto no estoy muy segura) que suben la moral y la confianza.

Por un lado, participé en el XIV Encuentro Estatal de Aprendizaje-Servicio y en la asamblea anual de la Red Española de Aprendizaje-Servicio. ¡Vitaminas de compromiso e ilusión inyectadas directamente en vena! Por encima de consideraciones pedagógicas, yo quiero estar con esta gente, que no se rinde, que camina hacia delante mirando también a los lados, que consigue mejorar el bienestar de los demás y que sabe reír a carcajadas.

Por otro lado, saliendo de Alcalá de Henares, donde se celebró el evento, camino de Barcelona, hicimos para y fonda en Daroca (Zaragoza) para destinar un día y medio a visitar esta población y la Laguna de Gallocanta. No conocíamos ninguna de estas maravillas.

Tanto el patrimonio monumental de Daroca como el tesoro natural de Gallocanta han sido un  descubrimiento facilitado extraordinariamente por las personas que nos hemos encontrado en estos lugares. Entre esas cosas que funcionan y que levantan el ánimo, está el tropezar con profesionales que creen en lo que hacen y aman transmitir esa emoción por el conocimiento.

En especial nos ha impresionado Carmina Franco, responsable de la empresa Grullaguía, que nos ofreció un recorrido de casi tres horas observando las grullas (el ave emblemática de Gallocanta) así como otros animales.

Hay muchas maneras de trabajar cara al público y hacerlo con sensibilidad y pasión no tiene precio. Carmina conoce en profundidad el terreno que pisa, su historia y evolución y sabe transmitirlo. Su tarea es la divulgación de altísima calidad.

Una de las lecciones de Carmina fue la paradoja del temporal Gloria en enero del 2020: una borrasca que arrojó graves daños en el territorio, pero que, al mismo tiempo, fue la causante de la recuperación del nivel del agua en la laguna y el regreso de multitud de especies. El mal y el bien. El desastre y el renacimiento.

Creo que es necesario ponerse prismáticos mentales para poder ver señales positivas dentro de lo mal que nos parece que va todo. Porque la realidad no es sólo la desgracia.

Las señales positivas existen y son luminosas. Pero hay que buscarlas.

 

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