Esta mañana muy tempranito – todavía estaba oscuro- me había equipado para salir a correr. ¡No me había fijado que estaba lloviendo! Precisamente con ese tipo de lluvia discreta y fina, pero persistente que, combinada con la hojarasca, representa un auténtico peligro de resbalones y caídas, al menos para mí.
Frustrada, he dado media vuelta a pocos metros del portal, con el típico pensamiento de bueno, cuando pare ya saldré (ventajas de la jubilación). Mal hecho. Eso casi nunca ha ocurrido. Subo a casa y me lío en mil cosas, con lo cual ya no salgo a correr aunque haya parado la lluvia.
Lo que tenía que haber hecho es subir a casa, sí, pero para abrigarme un poco más y coger el paraguas. No para correr, obviamente, que ya no estoy para imprudencias, sino para tener el placer inmenso de caminar bajo la lluvia un rato largo.
Creo que muchas personas tenemos asociada la idea de lluvia con la de quedarnos en casa. Eso se puede justificar si estás al borde de pillar un resfriado, o si se te ha acumulado tanto trabajo que quieres aprovechar cuando llueve para sacártelo de encima. Pero si no es el caso, creo sinceramente que hay que tragarse la pereza y las malas costumbres y salir a disfrutar.
Sobre todo con niños y niñas pequeños. ¿y el bienestar de respirar el aire purificado por la lluvia? ¿Y el placer de chapotear en los charcos con unas botitas de agua? ¿y el ritual del impermeable y el paraguas, que luego dejaremos en un cubo para que se escurra? ¿Y lo bonitas que pueden quedar las fotos de las gotas de agua? ¿Y el olor a tierra y hierba mojada si vives en el campo o tienes un jardín urbano cerca? Por no decir de la suerte de encontrar caracoles, o la de poner un barquito a deslizarse por un canalillo de agua…
Las consecuencias del sedentarismo infantil durante los peores momentos de la pandemia, ya fueron desastrosas, tal como describió este artículo de The Conversation, que también aportaba pistas para superarlas. Pero actualmente no hay confinamiento generalizado y no tenemos excusa.
Además, antes de la pandemia -en abril 2019- la OMS ya advertía acerca del peligro del sedentarismo creciente en la infancia: Para crecer sanos, los niños tienen que pasar menos tiempo sentados y jugar más.
En buena parte de nuestro país no llueve tantos días al año y cuando llueve de manera amable es una bendición. ¡Salgamos a celebrarla como se merece!
Completamente de acuerdo. Un paraguas, botas y a caminar respirando ese olor a tierra mojada. En Galicia que tanto llueve si nos quedáramos en casa por la lluvia no saldríamos en días.