Para subir a la montaña de Montserrat hay muchísimos caminos romeros así como marchas de resistencia que salen de todas partes. Se trata de excursiones largas, duras y emblemáticas de centros excursionistas, clubs deportivos, y grupos religiosos.

Normalmente la gesta se resuelve en 24 horas seguidas para recorrer entre 50 y 90 km., por lo que se suele salir un sábado por la tarde para caminar toda la noche y llegar al monasterio por la mañana, más o menos. ¡Está claro que hay que estar mínimamente entrenado! Por poner un ejemplo, en la ruta Matagalls-Montserrat se supera un desnivel acumulado de más de 2.700m.

De momento yo llevo ya 3 rutas de éstas. La primera fue hace bastantes años saliendo del centro de L’Hospitalet y siguiendo toda la carretera que resigue el río Llobregat hasta Collbató. Éramos unas 100 personas, tuvimos un accidente grave con una moto que embistió a uno de los excursionistas y llegamos a Montserrat a las 8 de la mañana hechos puré.

La segunda vez fue el año pasado saliendo desde el Parque del Laberinto de Barcelona. Como el grupo ya era de veteranillos, partimos la ruta en dos días. En la primera etapa seguimos el GR 6 hasta Olesa, pero aquí tomamos la variante GR 6-1 a Esparreguera, donde pasamos la noche y en la segunda etapa, al día siguiente, llegamos al Monasterio bastante frescos tomando el camino que pasa por Collbató y la Santa Cova.

La tercera vez fue el jueves pasado, que era festivo en Barcelona, y también la hemos partido en dos días. Creo que ha sido la mejor. Fuimos un grupo de 8 personas, al borde de lo permitido en este momento, 4 hicimos los dos días y otras 4 se unieron en el segundo día.

Hemos tuneado el itinerario a gusto, alternando tramos nuevos, que desconocíamos, con tramos que ya tenemos por la mano. De alguna manera, nos vamos adaptando al hecho irrefutable de que ya tenemos una edad.

Aquí va la descripción:

En la primera etapa reseguimos el río Llobregat saliendo del Hospital de Bellvitge, en l’Hospitalet. Es un acceso muy cómodo, al que llegamos a las 7:00 de la mañana en metro y casi inmediatamente abandonas la ciudad por un camino de acceso al río. De este modo, nos ahorramos atravesar calles de ciudad, que siempre nos da pereza. Al llegar al río, todavía de noche, nos acribillado los mosquitos… ¡suerte que llevábamos repelente!

Tomamos el margen izquierdo orográfico hasta la pasarela de Cornellà, donde pasamos al otro lado y desde aquí seguimos hasta la estación de tren de Castellbisbal. Llegamos a las 12:00, después de haber parado sólo una vez a desayunar. Hay que decir que, aunque un poco largo y monótono, se trata de un camino verde, limpio y cómodo, muy usado por ciclistas y corredores. Vimos garzas reales, garcillas bueyeras, cabras, ovejas y patos… ¡no está mal!

En la segunda etapa se trataba de llegar a Esparreguera pasando por Ullastrell y Olesa. Unos días antes, con mi amiga Montse habíamos ido a inspeccionar este tramo, que era el desconocido y comprobamos cuál era el punto crítico donde era posible despistarse. Esta vez no hubo problema. El camino es frondoso y agradable, atraviesa dos rieras y tres carreteras en las que hay que poner atención, pero, en general, se pisa poco asfalto. Almorzamos en la puerta del cementerio de Ullastrell, a las afueras de esta población. Vimos caballos, ponis, serpientes, conejos y ardillas.

En ambas etapas, realizadas el primer día, cubrimos una distancia de 44,6 km en un total de 11 horas y 25 minutos, superando un desnivel acumulado de 690 m y quemando la friolera de 1.605 calorías.

La tercera etapa corresponde ya al segundo día. Habíamos pasado la noche en Martorell, desayunamos a las 6:30  y nos desplazamos en coche hasta Esparreguera, donde habíamos llegado el día anterior. Salimos hacia las 7:30 para cubrir el último tramo hasta el Monasterio. Me encanta este camino. Sigue el GR 6-1 pasando por Collbató, las Cuevas del Salnitre y la Ermita de Sant Miquel, con lo cual llegas al Monasterio de bajada, muy fresca y muy digna.

En esta etapa final cubrimos una distancia de 11,99 km, en un total de 4 horas y 54 minutos, superando un desnivel acumulado de 947 m. y quemando 454 calorías.

Como somos un grupo heterogéneo, con diferentes niveles de forma física y de entrenamiento, hicimos dos equipos: los rápidos y los trankis. Yo fui con los trankis, y llegamos a tiempo para oír cantar la Salve y el Virolai en la basílica. Un lujo para los sentidos añadido al disfrute de la naturaleza.

Montserrat es probablemente la montaña a la que voy con mayor frecuencia, porque está cerca de Barcelona y porque nunca decepciona. Te acepta sea cual sea tu edad, tu estado físico, tu credo o no credo religioso. Hay todo tipo de caminos y variantes. Es lo suficientemente extraña como para que te sientas en un ambiente especial, pero lo suficientemente acogedora como para que te capture su encanto y quieras volver una y otra vez.

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