He devorado estos días en el Valle de Arán Nocturn Aranés, la novela de Imma Pericas ambientada en este territorio del Pirineo.

Es una de esas novelas en las que caigo de cuatro patas, absorbida desde las primeras páginas y disfrutando la experiencia siempre sorprendente de vivir en primera persona lo que cuenta un escritor.

¿Será tal vez porque conozco bastante la geografía de la zona y no me cuesta imaginar las descripciones del paisaje? ¿O tal vez porque narra la historia de una huida?

Tengo mucha afición a las historias y a las películas de fugas, evasiones y huidas. Entre éstas últimas, mis tres favoritas son clásicas del género carcelario: Fuga de Alcatraz (1979), Evasión o Victoria (1981) y Cadena perpetua (1994).

Me gustan las historias que narran huidas, sobre todo cuando acaban bien, porque estoy convencida que muchas veces -¡demasiadas!- no hay otra opción que escaparse, para salvar la vida, la integridad o la salud mental. Huir no siempre significa claudicar ni renegar de las propias convicciones.

Frecuentemente no hay otra opción razonable porque el mal suele ser más fuerte y más listo que el bien. Sin duda, esta es una de las lecciones más duras y dolorosas que podemos aprender en la vida. Porque, aunque confiemos en que, a pesar de todo, el bien acabará venciendo, tal vez no ocurrirá cuando nosotros quisiéramos. O tal vez ni siquiera lo lleguemos a ver.

Siempre me viene a la cabeza una de las escenas finales de Alien. La astronauta interpretada por Sigourney Weawer asume que no va a poder eliminar el monstruo. No lo va a poder matar, no se va a morir, luchar es inútil. Es entonces cuando realmente se libra de él, arrojándolo al vacío y poniendo años luz en medio. Es decir, escapando.

La novela de Imma Pericas trata de dos personas muy diferentes: Rachel, una mujer judía que huye con su familia de los nazis y Carmina, una campesina de la región del Pallars que la guía y ayuda a atravesar las montañas.

Aunque es una ficción, está inspirada en hechos tristemente reales. El proyecto Perseguits i salvats, que he conocido gracias a la novela,  divulga la evasión de refugiados judíos a través del Pirineo de Lleida, durante la guerra y la posguerra, una gesta tejida por una red de solidaridad entre evadidos, “pasadores” y acogedores.

Me ha emocionado esta novela y creo que ya no voy a poder disociar las rutas de montaña que suelo recorrer por el Pirineo de Lleida con la heroica huida de Rachel y Carmina.

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