El domingo 1 de marzo participamos en la Barcelona Magic Line, la caminata solidaria de la Obra Social San Juan de Dios.
Nueve personas del equipo JAL recorrimos 30 kilómetros subiendo y bajando las colinas de la ciudad, la sierra de Collserola y los barrios que descienden hacia el mar.
Cerca del castillo de Montjuich, unas adolescentes estaban haciendo una encuesta entre los participantes y me ofrecí a responder sus preguntas.
¿Usted porque se ha apuntado a esta caminata? Como no era cuestión de entretenerse mucho, les respondí sólo tres cosas: por pasar un día con los amigos, por hacer deporte y, claro está, por colaborar con la obra social.
Todo esto es lo que nos ofrece la caminata, sin duda, pero hay más.
Caminar es una técnica para pensar. Muchos filósofos la practican para liberar el pensamiento del sedentarismo mental. Caminando no sólo se desplaza el cuerpo, también la mente se mueve y explora.
Y lo he comprobado: durante las casi ocho horas de caminata resolví mentalmente unos cuantos temas pendientes de manera relajada y probablemente con más imaginación que si hubiera estado sentada frente al ordenador, seguro.
Pero, además, la caminata del domingo nos descubrió una Barcelona diferente. Por raro que parezca, yo nunca había subido al monte Carmelo ni a la Creueta del Coll… que ofrecen una vista espectacular de 360 grados sobre la ciudad.
Aunque la caminata está organizada para recoger fondos solidarios, nos regala a los participantes pequeños y grandes placeres.
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