Sumergidos en la empatía, así es como estuvimos ayer y hoy en el encuentro de Ashoka en París.

Muchos de los fellows que se dedican a la educación, procedentes de campos y países bien diferentes hemos estado compartiendo reflexiones, experiencias e ideas entorno al fomento de la empatía.

Ha sido un lujo escuchar a Vicky Colbert, impulsora de la Escuela Nueva en Colombia, a Gilda Henríquez, fundadora de CIDEL, Centro de Investigación para el Desarrollo Ético, y a Mary Gordon, creadora de Roots of Empathy, en Canadá.

En el grupo coincidimos en que la empatía es una prioridad en la educación actual, aunque sea difícil de medir con las mismas herramientas que otras áreas de aprendizaje.

En mi opinión la empatía es el paso previo a sentir la necesidad de hacer algo para cambiar el mundo.

Hemos elaborado entre todos una lista de pistas que facilitan el desarrollo de la empatía en los niños y niñas:

Las actividades de voluntariado y el aprendizaje-servicio; el aprendizaje colaborativo; la educación de la competencia social y ciudadana; espacios flexibles donde se produzcan muchas interacciones; involucrar a las familias en la escuela; la educación para la ciudadanía; el refuerzo de la empatía en maestros y trabajadores sociales…

Ha sido como nadar en el lago que hay a unos pocos cientos de metros del campus. Nada que ver con una aburrida piscina, donde no hay animales, ni corrientes, ni piedrecitas en el fondo.

Es el lago de la foto, donde ayer un grupo de privilegiados pudimos observar muy de cerca una pareja de corzos.

No huyeron inmediatamente… ¿empatizaron con nuestro asombro y curiosidad y por ello se dejaron contemplar un rato largo?

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