¡Dejen de considerar a los jóvenes los ciudadanos del futuro, somos los ciudadanos de hoy!
Así cerraban su relato Caterine y Marcela, dos miembros de la Red Colombiana de Actoría Social Juvenil, en el encuentro que compartí con ellas y unos treinta jóvenes más esta mañana, procedentes de diferentes poblaciones del Cauca.
Llovía en Popayán pero no hacía frío -esto es aquí el invierno– al menos para los que venimos de Cataluña, en el colegio Los Comuneros, sede del encuentro.
La sala estaba llena de chicos y chicas jovencísimos, entre los once y los diecisiete años, empeñados en sacar adelante sus comunidades y su país.
Y eso lo hacen a partir del reconocimiento y la valoración de su identidad cultural; de su compromiso con la tierra; de su mirada solidaria.
Me llamó la atención lo que dijeron Daniel y Liliana, los profesores impulsores del proyecto de Agricultura Urbana Ecológica: dar a cada chico y chica una pala para trabajar la tierra es un orgullo y un símbolo, se sienten felices con ella.
Todas las personas adultas recibimos una lección esta mañana.
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