Cuando nos pica el bicho del aprendizaje-servicio, seducidos por su enfoque o su filosofía, con frecuencia tendemos a querer verlo en muchas actividades educativas. Pero, obviamente no es necesario que todas lo sean ni que intentamos transformarlas. La pasión nos ciega…
Jugar a cartas, leer en silencio, discutir un tema, hacer deporte, pasear por la naturaleza, cantar y bailar, visitar un museo… ¡todo esto es estupendo y no es aprendizaje-servicio ni falta que le hace!.
Muchos proyectos educativos son excelentes sin tener un componente de servicio a la comunidad. Y muchos servicios a la comunidad no tienen porque suponer una intencionalidad de aprendizaje sistemático.
La confusión más habitual se da con las actividades que suenan a “sociales” o que manifiestan una “apertura de la escuela al entorno”, o que conllevan que “los chicos y chicas salgan del aula”… ¡Muchas de ellas ni son aprendizaje servicio ni falta que les hace!.
Vamos a ver 7 ejemplos concretos que con frecuencia se identifican, sin serlo, con el aprendizaje-servicio:
1. Uso de las personas mayores como testimonios: Un caso frecuente es recurrir a las personas mayores para hacer un trabajo sobre historia, como la guerra civil, la posguerra… Una práctica muy recomendable, que sin duda estimula la empatía, el contacto intergeneracional, las habilidades comunicativas y las capacidades del alumnado en recoger y ordenar la información. Pero si se trata estrictamente de eso, no conlleva servicio. No hay intención explícita de abordar una necesidad de “otros” (las personas mayores), sino que satisfacemos una necesidad propia de aprender a través de las fuentes directas. Esto es genial, y no es aprendizaje-servicio.
2. Encuestas a los ciudadanos: De la misma manera, no es aprendizaje-servicio salir a hacer una encuesta en el barrio para saber la opinión de los ciudadanos sobre el transporte público, las zonas verdes, los precios de la comida o cualquier otra cosa. Está claro que es una actividad motivadora, educativamente válida y “social”, pero por sí sola no conlleva servicio a la comunidad. ¡El servicio nos lo hacemos a nosotros mismos consiguiendo esta información!
3. Difusión de la escuela en el entorno: ¿Podemos considerar aprendizaje-servicio hacer una revista de la escuela, explicando qué cosas hacen los diferentes niveles educativos, quiénes son los profes, dónde vamos de colonias, cuándo haremos la fiesta de libro …? Aunque hagamos muchas copias de la revista y las distribuyamos en a las panaderías, en el mercado o en la frutería, el servicio a la comunidad (tener al entorno informado de lo que hace la escuela) sería muy débil, tan tenue como poner unos microgramos de cacao que no llegan a teñir un gran vaso de leche y afirmar que esto es leche con cacao. Bueno sí, pero … ¡ya son ganas de ver el cacao!
4. Colaboraciones solidarias: Facilitar que la asociación solidaria del barrio nos informe de su campaña de recogida de ropa, de material didáctico, de alimentos; dejarle un espacio de recogida en nuestro almacén; publicitar su campaña en clase para animar a que algunos de los alumnos se apunten a echar una mano… Todo esto es sin duda colaborar en una buena causa y representa un servicio a la comunidad, pero si no hay aprovechamiento pedagógico explícito vinculado, no podemos hablar de aprendizaje-servicio.
5. Visitas a las entidades sociales del entorno: Organizar visitas o entrevistas de los chicos y chicas a las entidades del barrio para hacer un trabajo, un mapa, o para extraer una información específica, es una actividad que ayuda a los chicos y chicas a salir de su cascarón, abrirse, contactar con problemáticas concretas, ver modelos de personas jóvenes y adultas comprometidas, etcétera, pero no hay aprendizaje-servicio si el resultado revierte solamente en ellos mismos y su propia sensibilización social.
6. Debates sobre temas sociales: montar un debate, un cine-forum o cualquier otra actividad de este tipo para tomar conciencia de un tema socialmente relevante, con el fin de recabar información, aprender a escuchar, a reflexionar, a argumentar … es una buenísima actividad de sensibilización, pero no conlleva necesariamente un servicio a nadie. No es aprendizaje servicio, ni es necesario que lo sea.
7. Investigación sobre un tema social: Investigar sobre los derechos humanos, la inmigración, la acogida a los refugiados, la vida de los sin techo … puede llegar a generar acto seguido una acción de servicio. Pero si no la genera, la búsqueda por sí sola no es aprendizaje-servicio y sin embargo es una activitad educativa imprescindible y valiosa.
En resumen:
Al igual que las ensaladas, cuanta mayor diversidad en los ingredientes de las actividades educativas, mejor. Necesitamos proyectos educativos con servicio a la comunidad y proyectos centrados en el propio grupo de alumnos; actividades individuales y grupales; espontáneas y organizadas; lúdicas y serias; sencillas y complejas…
Aunque nos apasione, tenemos que poder disfrutar de las buenas prácticas que no son, ni les hace falta, ser aprendizaje-servicio.
Trackbacks/Pingbacks