A mi muy mal. Entre los años sesenta y los setenta, la historia se enseñaba -en general, claro- de una manera repetitiva, aburrida y bastante superficial, porque:
- Cada año empezábamos desde el principio de los tiempos y nunca llegamos a la época contemporánea. Ni siquiera en el bachillerato… Parece increíble, pero jamás llegué a estudiar la guerra civil.
- Estaba basada en nombres y datos: Listado de los reyes, fechas de inicio y final de las guerras, efemérides inconexas… Sólo descripción de hechos, nunca interpretación o información sobre cómo y de qué vivía la gente. No sabíamos por qué pasaban las cosas. Por supuesto, las mujeres eran bastante invisibles,a excepción de algunas pocas reinas
- Salvando la Antigüedad, jamás tuvimos ni puñetera idea de lo que pasaba en otras partes del mundo durante las mismas épocas que estudiábamos de Europa.
Pero no todo era un despropósito. A pesar de todo, nos quedó una idea bastante consolidada “lo que iba antes y lo que iba después”: Los neanderthales iban antes que los íberos, éstos antes que los griegos y los romanos, éstos antes que la edad media y el renacimiento, etcétera.
Y, lo siento si suena carca, pero lo del hilo histórico creo que es importante, porque, entre otras cosas, actúa como una estantería donde puedes ir colocando de manera ordenada los conocimientos que vas adquiriendo incluso de mayor. Y de mayor te aseguro que se agradece un cierto orden en los conocimientos… porque la vida ya se desordena sola.
Muchos años después, al inicio de la democracia, cantidad de estudiantes trabajaban la historia de manera tal vez más divertida, pero fragmentada: ahora un trabajito sobre la Revolución Francesa, ahora una visita al museo de la prehistoria, ahora una película sobre la Revolución Industrial. Pues tampoco me sirve, la verdad. Resolvieron algunos problemas de la enseñanza tradicional, pero arrastraron bastante dispersión.
La historia es apasionante y ayuda a comprender el presente. Por eso estoy encantada con Petit Sapiens, una revista de historia para niños y niñas. Leyendo el primer número, me he enterado de muchas cosas que no sabía y que hubiera deseado trabajar en clase cuando era pequeña.
¿Cómo vivían los niños y niñas en el Antiguo Egipto? ¿Cómo se conquistó el Annapurna, una cima de 8091 metros en el Himalaya? ¿Cómo pìntaban hace 1000 años? ¿Cuál ha sido la prehistoria de los ordenadores? Estos temas y muchos otros, junto con juegos, cómics, preguntas, sugerencia de actividades, forman el contenido de Petit Sapiens. Una joya.
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