¡Cómo odio esta frase! O, mejor dicho, ¡cómo odio que tantas veces se cumpla!
A lo largo de nuestra vida, en circunstancias personales, laborales, familiares… parece que si no tocamos fondo, si no nos estrellamos, si no nos hacemos mucho, mucho daño, somos incapaces de reaccionar.
Hace tres días pensé en escribir un post sobre los deberes escolares, pero cuando ya estaba a punto, estalla la masacre de los niños en Pakistán. Conversar ahora acerca de los deberes me parece que pierde el sentido.
Y una se pregunta: ¿será suficiente esta tragedia o todavía necesitamos más para reaccionar?
Creo que la respuesta más sólida es la que tiene que dar la misma sociedad pakistaní, rechazando a los talibanes y apostando por la educación como arma de libertad y progreso.
Pero aunque celebro que el país reaccione, me parecería un error dramático basar la respuesta en la aplicación de la pena de muerte. ¿Cómo vamos a limpiar la sangre con más sangre? Aquí es donde la profecía, por lo menos esta vez, se rompe: Cuanto peor, peor.
Lo que hay que hacer es garantizar y fortalecer el derecho a la educación de todos los niños y niñas. Apoyemos la campaña de Avaaz Honremos a los niños y niñas de Pakistán y no nos permitamos ni una gota de olvido ni de indiferencia.
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