Estoy leyendo fascinada El infinito en un junco, un libro de esos que no se acaban nunca y que a mi me gustan mucho, pero resulta que tenía un viaje largo de ida y vuelta a Valladolid, necesitaba una lectura más corta y, sobre todo, que no pesara tanto en la mochila.
Jordi Nadal me había regalado Hay cosas más importantes que salvar el mundo (Parting words, “palabras de despedida”) y pensé en llevármelo al tren: breve, ligero, letra grande (para mí esto es importante a día de hoy) y cuyo autor era un personaje histórico: Benjamin Ferencz, que murió a los 103 años el pasado mes de abril.
La contraportada presenta a Ferencz como inmigrante judío, soldado en la Segunda Guerra Mundial, último fiscal superviviente de los juicios de Nürenberg y renombrado abogado defensor de los derechos humanos. El subtítulo, Nueve lecciones para una vida extraordinaria, se refiere a los capítulos del libro, que repasan su biografía extraordinaria.
¡Vaya tesoro de libro! Lo empecé a leer a las 7 de la mañana en la estación de Sants y lo acabé poco antes de llegar de vuelta a Barcelona. Me faltó un rotulador fluorescente para ir marcando todas las afirmaciones, consejos y reflexiones de este buen hombre.
De las nueve lecciones, extraídas todas ellas de episodios de su vida a cuál más apasionante y peliculero, es difícil decidirse por lo más significativo. Pero, puestos a escoger, yo me quedo con tres de los consejos contenidos en el capítulo 8: Sobre la resistencia. Empuja la roca un poco más colina arriba:
Primero: algo puede merecer la pena aunque no vayas a estar para ver el resultado final o para cosechar los frutos (…) Actúa en beneficio de aquellos que heredarán lo que tú hayas hecho.
Segundo: Nadie es una isla. Tu no puedes hacerlo todo. Los equipos, las comunidades y los amigos son fundamentales para nuestros éxitos en curso y esperemos que imperecederos.
Tercero: No te distraigas con la velocidad. Recuerda la fábula de la liebre y la tortuga. No todo lo bueno puede lograrse enseguida y la rapidez no garantiza el éxito.
Creo que la única cosa que no me convence del libro es el título que le han puesto en la versión en español. Si bien corresponde al subtítulo de uno de los capítulos, parece contradecir el sentido general de la obra del autor, cuya trayectoria vital fue, precisamente, salvar la dignidad, los derechos humanos, la humanidad…
Si me hubiera encontrado con un libro de autoayuda cargado de topicazos, apenas me hubiera interesado. Pero me encontré con la biografía de un superviviente, cargada de autenticidad, de sentido del humor a pesar de las duras penalidades vividas, de pasión por la vida, de esperanza en el ser humano.
Qué ganas de leerlo, Charo!