Si estamos de acuerdo en que la madurez existe, en sus diferentes aspectos y niveles, estaremos de acuerdo en que determinadas acciones, manifestaciones, propuestas… van a ser apropiadas o no para la infancia. Si ya no estamos de acuerdo en esto, no vale la pena seguir leyendo, la verdad.

Bueno, pues, hablando de madurez, cada vez me descoloca y me horroriza más ver cómo proliferan las propuestas de espectáculos o de ocio, incluso calificadas de educativas, que no tienen en cuenta esto. Y la cantidad de madres y padres que llevan a su prole tranquilamente a que las disfruten.

Mira, por poner un ejemplo, vamos a imaginar el segmento de los cero a los doce años,

  • Un desfile de drag queens ligeras de ropa y con actitudes provocativas no es para la infancia.
  • Un material coeducativo con propuestas (por sutiles que sean) a la masturbación colectiva.
  • Un taller de travestismo.

Todo eso no es para niños y niñas. Es para personas adultas aficionadas al tema. Y si tu, mamá o papá, lo sois, estupendo, pero eso no os puede ofuscar tanto la mente como para considerar que es apropiado para la infancia.

Deja a la infancia en paz. Deja que tus hijas e hijos crezcan y maduren. ¿Acaso les dabas lentejas con chorizo a los tres meses? ¿Acaso les das cerveza con alcohol ahora, que ni siquiera tienen 16 años? ¡Pues es lo mismo!

Por mucho que a ti te divierta, toda esa precocidad, toda esa hipersexualización de la infancia no es buena, porque -de entrada- no es adecuada a su grado de madurez.

Y, aunque lo fuera, luego podemos discutir qué modelo de sexualidad preconiza y quien sale perdiendo…

 

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