Hace un tiempo, conversando con chicos y chicas que habían participado en un proyecto de aprendizaje-servicio cuyo objetivo era la eliminación de especies vegetales invasoras en la cuenca de un río, les pregunté qué especie concretamente habían contribuido a eliminar.

Para mi sorpresa, no supieron decirme ninguna. Les había encantado la actividad, que habían llevado a cabo junto con un grupo de personas con discapacidad intelectual; también habían entendido el concepto de especie invasora, pero confesaron que no tenían ni idea de cómo se llamaba la dichosa planta… ¿tan difícil era?

Pues, bien, el nombre es divertido: tupinambo y no tan complicado como para que no se pueda memorizar. Además, resulta que a pesar de su carácter invasor, esta planta forma tubérculos de agradable sabor y de propiedades nutritivas muy interesantes.

Cuando les pregunté qué habían aprendido con aquella experiencia mencionaron habilidades como el trabajo en equipo y la organización y valores como la solidaridad, el respeto y el buen trato. ¡No se puede negar que se trata de aprendizajes relevantes!

Pero tuve la impresión de que desaprovecharon la ocasión de ampliar conocimientos o, dicho de otra manera, que la adquisición o el fortalecimiento cultural no había sido central en aquella actividad. Pues, ¡qué lástima! porque los proyectos de aprendizaje-servicio proporcionan muchas oportunidades de fortalecer saberes de manera muy natural y en consonancia con la acción que se lleva a cabo.

En estos proyectos se pueden ir descubriendo e hilvanando contenidos de historia, de geografía, de naturaleza, de ciencias, de lengua, de matemáticas, que muestran su poder de seducción al ser aplicados en acciones socialmente útiles. ¡Vale la pena aprovecharlo!

  • Si hacemos carteles, folletos, anuncios, campañas de difusión, hay que cuidar la sintaxis, incorporar nuevas palabras, eliminar faltas de ortografía, valar por la visibilidad del mensaje, la composición y equilibrio entre texto e imagen…
  • Si actuamos en el medio natural, hay que ubicar el territorio en el mapa, identificar el ecosistema al que pertenece, reconocer las especies vegetales y animales más representativos…
  • Si montamos un espectáculo, hay que identificar la música o la obra de teatro, su autoría, sus características… Y, tal vez, entrar también en los recursos necesarios, los costes, la financiación…

Y, siempre que sea posible, acompañar el proyecto de lecturas. Leer equilibra la actividad. Hay que leer noticias y reportajes en la prensa, leer un libro que acompañe el proyecto, que nos haga reflexionar, que complete la transformación del entorno con una transformación personal, para crecer en solidaridad, sí, pero también en cultura.

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