Seguimos nuestro periplo pirenaico de subir siete cimas desconocidas. Después del Montlude, en el Valle de Arán (Cataluña), que fue el primero, nos desplazamos a los Valles Occidentales (Aragón). Nuestra intención era subir al segundo, tercero y cuarto de la lista: Mallo Acherito, Mesa de los Tres Reyes y Bisaurín, partiendo del refugio de Linza para los dos primeros y del refugio de Lizara para el tercero.

Tuvimos que cambiar un poco los planes. Estamos en una ola de calor agobiante que no habíamos tenido en cuenta al planificar nuestra ruta de los siete picos. ¡Creo que a partir de este tórrido verano va a ser ésta la primera contingencia a contemplar!

Finalmente descartamos la Mesa de los Tres Reyes por su longitud, gran desnivel de 1300 m, ausencia de vegetación y de agua en la ola de calor y lo sustituimos por el pico Txamantxoia.

Aquí la mini reseña de estas tres bonitas y bien diferentes cimas:

Mallo Acherito (2.374 m):

Salimos a las 07:40 del acogedor refugio de Linza, por un sendero con un tramo inicial empedrado y accesible, que penetra en un bosque de hayas. Agradecemos mucho la sombra, que más adelante echaremos en falta… Marcas amarillas y verdes nos marcan la ruta a seguir, alternando bosque, prado y flanqueo de pedrera.

A las 09:30 llegamos a una bifurcación: hacia la izquierda, siguiendo las marcas amarillas y verdes, iríamos a parar al collado de Petrechema. Nosotros seguimos por la derecha, siguiendo ahora hitos de piedras. Alcanzamos la parte inferior del collado del Mallo Acherito (no hace falta llegar a la parte superior) a las 11:30 y coronamos las cumbre a las 12:07. Hemos tardado, pues, casi 4h 30, incluyendo las paradas biológicas imprescindibles.

La vista sobre el Petrechema, la Mesa de los Tres Reyes, el pico de Anie… ¡una maravilla! Hemos superado unos buenos 1.055 m de desnivel y ha valido mucho la pena. Abandonamos la cima a las 12:40 y pisamos de nuevo el refugio a las 16:15. Eso sí, ¡muertos de calor!

Txamantxoia (1.932 m):

Después del Mallo Acherito, en el que a pesar de los tramos de vegetación pasamos mucho calor, optamos por descartar la todavía más exigente Mesa de los Tres Reyes y nos decidimos por esta cima, modesta en altura pero muy interesante por su situación y accesibilidad, puesto que es la atalaya cónica que se encuentra justo detrás del mismo refugio y tiene la ventaja de ofrecer una fresca y sombría base boscosa de hayas.

Salimos del refugio a las 07:55, casi inmediatamente, por una senda muy pendiente y bien marcada nos sumergimos en el bosque y a las 09:10 salimos del él para continuar por terreno mixto herboso y pedregoso, teniendo delante ya la pirámide final del Txamantxoia.

Coronamos el pico a las 10:10, pero nos sale a recibir un enjambre de moscas, hormigas aladas y tábanos muy poco acogedor, con lo cual apenas nos hacemos una foto y abandonamos la cima casi corriendo, para buscar en el bosque un lugar donde zamparnos el merecido bocadillo. En total hemos invertido 2 horas y 15 minutos, contando paradas mínimas y básicas.

Bisaurín (2.670 m):

¡Cambiamos de valle y nos instalamos en el refugio de Lizara, a 1.540 m! Nos sorprende la comodidad de este refugio, al que se accede, como en el anterior, por una carretera y te permite tener el coche justo enfrente. La mole del Bisaurín es visible ya desde el refugio y el itinerario no puede ser más evidente y sencillo: se sube al collado de Lo Foratón y de ahí se sigue por el cordal hasta la cima.

Salimos a las 07:55 del refugio, por un cómodo y bien marcado sendero GR-11 y pasamos por la Fuen Fría a las 08:22. El camino es amplio al principio, alternando tramos de fuerte pendiente con tramos llanos entre lomas donde pacen vacas y caballos. Tenemos el sol de espalda, lo cual se agradece mucho. Además, sopla un vientecito fresco que aligera notablemente el esfuerzo.

Al acercarnos a la base del collado lo Foratón, el sendero traza unas amplias y relajadas lazadas, de manera que llegamos al collado a las 09:28 con el ánimo muy alto. A partir de aquí, abandonamos el GR-11, que desciende hacia el refugio de Gabardito y seguimos los hitos que se dirigen al pico por el mismo cordal, sin demasiadas contemplaciones. Cubrimos tres sectores bastante marcados: primero, pendientes de hierba sin apenas zig-zags que las suavicen; luego un tramo pedregoso donde los bastones molestan más que ayudan y, finalmente, cerca ya de la cima, otro tramo mixto de hierba y roca un poco más clemente, con algunos zig-zags.

Coronamos el pico a las 11:40. Vista extraordinaria sobre el Castillo de Acher, el Orhy, el Anie, la Mesa de los Tres Reyes, el Petrechema… y también, en la lejanía, el Midi d’Ossau, el Balaitous, los picos de los Infiernos, el Vignemale, en fin, una maravilla. Hemos invertido un tiempo efectivo de 3 horas y media: una hora y media para llegar al collado y desde aquí, dos horas para llegar a la cima. La vuelta al refugio la resolvemos en 2 horas y media.

La foto que acompaña este post es la vista desde el Bisaurín. A lo lejos se identifica la mole oscura y  “cerviniana” del Midi d’Ossau, otra cima de leyenda.

 

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