Que la verdad importe.
Que los datos y la información precisa resulten más atractivos que los bulos y prejuicios.
Que la ciencia goce de más prestigio que el disfrute de la ignorancia.
Que se escuche con atención a quien no piensa igual.
Que se diferencien las ideas de las personas. Las personas evolucionan y son más flexibles que las ideas.
Que las emociones no nos emocionen demasiado y que la razón no nos haga inflexibles.
Que la belleza sea dignidad y que la suciedad nos resulte humillante.
Que nos maraville la belleza de la naturaleza.
Que aprendamos a apreciar la belleza de lo pequeño, no solo de lo grandioso.
Que la bondad no sea un mal menor, ni un sinónimo de ingenuidad o de falta de talento.
Que las personas buenas no sean despreciadas y que las echemos en falta cuando no están.
Que este sea el siglo del redescubrimiento de las virtudes clásicas: verdad, belleza, bondad.
Todos mis deseos para después de las elecciones.
Nada va a ser rápido, todo va cuesta arriba. Pero que cada uno haga su parte.
Por favor.
Veritat, bondat, bellesa… i pau es conquereixen lluitant día a día, amb calma, serenitat i amb l’esperança a l’horitzó, encara que sigui llunyà