La primera vez que participé en el Seminario Internacional de Aprendizaje-Servicio organizado por CLAYSS (Argentina) fue en el 2005. Desde entonces he fallado muy pocas veces a esta cita anual, tan nutritiva e inspiradora para los que difundimos esta pedagogía del compromiso social y la solidaridad.

Durante un tiempo fui casi “la única española” que frecuentaba estos encuentros, que tenían entonces la pega de la distancia y el consiguiente coste económico, pero que ofrecían una espléndida oportunidad de intercambio y reflexión conjunta con colegas latinoamericanos, de la cual nos hemos aprovechado con total descaro en la Red Española de Aprendizaje-Servicio. Los amigos y amigas de CLAYSS, con su empeño, su perseverancia y su generosidad, son nuestros referentes y les estamos infinitamente agradecidos.

En los últimos dos años el encuentro ha sido virtual, no podía ser de otra manera. Pero no por ello ha resultado menos intenso, aun cuando recordemos con nostalgia el tiempo de los abrazos. De la ponencia inaugural del pasado miércoles, subrayo una idea central que aportó Nieves Tapia, y que me parece extremadamente relevante en el momento actual, marcado por la pandemia y la desorientación informativa:

El aprendizaje-servicio puede y tiene que contribuir a desmontar la posverdad, tiene que alinearse con el pensamiento científico y crítico para luchar contra la desinformación, los bulos, las supersticiones.

Si hoy más que nunca es necesario subrayar la función del conocimiento científico en el progreso de toda la humanidad -y no sólo de su privilegiada cuarta parte- también es necesario reforzar el vínculo entre el compromiso social para transformar la sociedad con el empoderamiento ciudadano a través del acceso a la cultura.

Con la sensibilización, activismo y emoción solidaria no basta: para cambiar el mundo hay que tener conocimientos, usar la razón, aspirar a la verdad, aplicar lo aprendido… en definitiva, ser competentes. No vamos a cambiar el mundo con ciudadanos y ciudadanas mediocres.

En este sentido valoro extraordinariamente la aportación de iniciativas sociales como la de maldita.es, periodismo para que no te la cuelen. El equipo de periodistas que la conforma luchas contra los bulos, los mitos y datos falsos que, por lo que sea, resultan más confortables de creer que las verdades basadas en informaciones reales y en evidencias.

El periodismo real puede ser un magnífico aliado en los proyectos de aprendizaje-servicio.

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