En medio de tormenta constante de informaciones -la infoxicación, que diría Alfons Cornella– a la que estamos sometidos desde que empezó la pandemia, es realmente difícil seleccionar aquello que vale la pena para reflexionar, para saborear para guardar en el recuerdo.
En particular, es difícil no sucumbir al desánimo y al enfado al recibir tantas noticias negativas, tantas declaraciones confusas o contradictorias. Tenemos hambre de optimismo, de alegría, de esperanza.
Pero, de vez en cuando, surge alguna pequeña maravilla, como Bienvenidos, este documental que lleva la firma de Javier Fesser, absolutamente recomendable para subir la moral y para recordar que pasan cosas buenas, a pesar de todo, en cualquier rincón del planeta.
Los niños y niñas protagonistas de esta película, rodada en el 2013, viven una realidad rural muy diferente a los que estos días están empezando a disfrutar del aire libre después de semanas encerrados.
Pertenecen a una comunidad rural muy pequeña, Ingatambo, que está en el distrito de Tumbadén, que está en la provincia de San Pablo, que está en el Departamento de Cajamarca, que está en la firme y feliz República del Perú.
Sus familias cuentan con ellos para el trabajo con los animales, para cuidar a los más pequeños y protegerlos y, ahora, con la llegada de internet, cuentan también con ellos para que les encuentren cosas que les interesan: Búscame información -le pide un adulto a un niño- sobre el clima tan raro que está aconteciendo en este momento… Son niños y niñas que están integrados de manera activa en su sociedad, no “se están preparando para ella”.
Sin embargo, para ellos no sólo es importante que internet les ayude a conocer el mundo más allá del Perú, sino que ese mundo les conozca a ellos. Se están empoderando y sus maestras tienen mucho que ver con eso.
Es un documental emocionante, totalmente recomendable. Debemos agradecer a Javier Fesser y a su equipo, a la OEI que está proporcionando los ordenadores, a los alumnos, alumnas, maestros y profesoras y las comunidades de Vista Alegre e Ingatambo, por proporcionarnos este mensaje balsámico.
Mañana es el primer día que nos permiten salir a correr. Iremos hasta la playa y voy a estar pensando en los niños y niñas protagonistas de esta película. No puedo prometer que no lloraré cuando vea nuevamente el mar.
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