Tuve una vez un alumno en la universidad, vamos a llamarle Alf, muy listo y muy simpático, que me decía: Mira, Charo, esto de la solidaridad está muy bien, pero ya me plantearé ser solidario una vez haya acabado la carrera, tenga un buen trabajo y gane suficiente dinero.
Alf estuvo muy contento durante todo el curso, y participó activamente y con entusiasmo en el proyecto de aprendizaje-servicio que contenía la asignatura, pero no estoy segura de que cambiara de punto de vista.
Tal vez otros compañeros suyos pensaban igual y no se atrevieron a manifestar su opinión con la misma frescura y sinceridad que Alf. Si fue así, lo disimulaban muy bien. Pero no hay duda que la visión de Alf está bastante extendida: Cada cosa es cada cosa… Ahora toca centrarse en los estudios… Tiempo habrá más adelante para…
Creo que es un error. Es como si un deportista te dice: Ya me ocuparé de la alimentación cuando esté entrenado. Ahora lo primero es entrenar, no me marees con el rollo de la comida basura… Como todo el mundo sabe, entrenamiento físico y buena alimentación van de la mano y ningún deportista consciente y eficiente desatendería un factor por el otro.
En educación esa disociación entre adquirir competencia y adquirir compromiso social expresa una limitación: el reducir la finalidad de la educación sólo al provecho personal, a la dimensión individual. Aunque se interpretara éste como algo más profundo que la empleabilidad, me resulta un poco limitado: Que la persona encuentre su elemento, que el niño se realice plenamente como persona... ¿dónde está la dimensión social en un mundo que necesita transformaciones radicales?
¿Debemos esperar que contribución de la educación a la mejora de la sociedad debe centrarse en de preparar mejor, académicamente hablando, a los niños, niñas y jóvenes confiando en que éstos, llegado un momento que no se sabe cuándo, se arremangarán para cambiar las cosas?
¿O deberían los niños, niñas y jóvenes educarse desde el principio en la convicción de que hay que cambiar el mundo y para ello no valen mediocridades, sino ser competentes y estar preparados académicamente y humanamente?
Este viernes 1 de diciembre más de 450 personas entre educadores, niños, niñas, jóvenes, técnicos… vamos a compartir en L’Hospitalet de Llobregat el X Encuentro Estatal de Aprendizaje-Servicio. Personas convencidas de que no hay que esperar, no hay que aplazar la educación comprometida y solidaria.
Me gustaría que Alf estuviera presente. Estoy segura de que, escuchando los proyectos maravillosos que vamos a intercambiar, al menos caería en la cuenta de que es posible crecer y progresar como persona al tiempo que uno se compromete y contribuye a mejorar el entorno.
Si la educación no sirve para cambiar el mundo… ¿entonces para qué sirve?
Segurament un gran enemic de l’opció solidària i compromesa amb un món millor sigui l’esperit capitalista, competitiu …. que ens mostra la societat per a cada un dels individus com a més vàlid… sembla que el que compti sigui el triomf personal (bona feina, bon sou, títols….)