¿A qué edad es posible ser cruel? ¿En qué momento de la vida una persona es capaz de empezar a destilar veneno, de empezar a disfrutar provocando dolor o miedo en el otro?
Ene tiene catorce años, es un chico y no le gusta el fútbol, gran pecado en el paraíso de la testosterona. Prefiere, de lejos, las actividades artísticas.
Bien, pues esto parece ser suficiente para despertar la bestia que algunos de sus compañeros de curso llevan dentro. Le llaman maricón para insultarle y humillarle y no le dejan en paz.
No soportan que tenga sus propias aficiones y necesitan tener un blanco donde descargar su agresividad, es decir, su inseguridad y sus propios miedos.
Los padres de Ene están preocupados y quisieran hablar con los profesores, pero Ene les ruega que no lo hagan. Teme que sería peor, porque cargaría con el estigma adicional de ser considerado un chivato, lo que embravuconaría todavía más a sus agresores.
Por esto hay que aplaudir y divulgar el Proyecto Alas, de la Asociación APES con el colegio Concepción Arenal de Ourense. Es un proyecto de aprendizaje-servicio que empodera a los adolescentes para que tomen conciencia de la crueldad del bullying y protagonicen una campaña de prevención en su entorno: sensibilizarse no es suficiente, hace falta comprometerse.
Sólo educando la tolerancia cero hacia la crueldad conseguiremos erradicarla. Porque está ahí, agazapada, esperando donde menos te lo piensas, en cualquier edad y etapa de la vida.
Reblogueó esto en Josu Jon.
pedirles a los niños que se comprometan ellos es pedirles que sean valientes cuando los adultos son unos cobardes. Hay que especificar quién debe comprometerse. Los adultos primero. Los maestros que dejan vendidos a los valientes, los padres que se despreocupan de educar a sus hijos contra todo tipo de violencia, los infames medios de comunicación y la publicidad que ensalzan la agresividad y la competencia estúpida….