Siempre había pensado que los entusiastas de los suspensos eran los alumnos aprendices de malotes.
Los que gustan ir de duros por la vida y consideran blandengues -por no decir otra cosa más incorrecta- a los que se esfuerzan en estudiar y sacar buenas notas.
Confieso que estos alumnos me atraen. Son objetores de conciencia en el sistema educativo y me gusta mucho desmontarles la película que se han forjado.
Pero día a día les crece la competencia. Los malotes de la clase no son los únicos ni los mejores amantes de las malas notas.
Sus competidores son aquellos profesores que, para considerarse competentes, necesitan suspender o bajar las notas de los alumnos.
Los que asocian otorgar “notas bajas” a ser docentes exigentes y rigurosos. Ejemplos vivientes de la calidad, etcétera. Persiguen pillar fallos en sus alumnos y evitan darles pistas sobre cómo evitarlos.
Sospecho que también desean subrayar su autoridad a través de esta práctica. Que quede claro quién manda. Si se tratara de escalar -que no es el caso- sería como esperar que los chicos lo hicieran mal o se hicieran daño en lugar de explicarles exactamente cómo rapelar con seguridad y soltura.
Hace pocos días me entrevisté con Jota, un estudiante que me planteó claramente su objetivo: Quiero sacar matrícula de esta asignatura. Dime que tengo que hacer para mejorar y hago lo que sea. ¡Más claro, agua!. ¡Esta es la actitud!
Claro que te voy a ayudar, Jota: voy a hacer lo posible para que aprendas el máximo y saques la mejor nota que puedas. Ése es mi trabajo, sencillamente.
Me gusta mucho tu blog, eres tú misma en estado puro, pero aún me gusta mucho más el post de “Amantes de las malas notas”, totalmente de acuerdo contigo, hay que saber acompañar y ayudar al alumno a crecer y no a destruirlo.
Si tuviese un emoticono como en whatsapp, te pondría el aplauso, en este caso te lo envío. Suerte que el sistema educativo aún conserva profesores como tú, lo malo es que estais en peligro de extinción y no os cuidan. Un abrazo.
Totalmente de acuerdo,Roser.Como docente con 24 años de experiencia y como madre, me ha tocado sufrir a estos especímenes…que desgraciadamente, abundan en la ESO,sobretodo…aun me cabreo cuando recuerdo como hace dos cursos, en segundo de ESO mi hijo suspendió las matemáticas teniendo el primer trimestre aprobado con un notable.Tuvo un conflicto con el profesor y éste llegó a llamarme para decirme que mi hijo “se estaba suicidando pedagogicamente”.Fui muy educada, eso si, pero me dió la gana de decirle que a mi me había amargado la vida un profe de mates hijoputa y no consentiría que a mi hijo le pasase lo mismo.A final de curso,por imperativo del departamento de mates,el/la alumno/a que hubiese suspendido alguna evaluación tenía que examinarse de toda la materia,del curso entero.Mi hijo sacó un cuatro y algo.Le quedó para septiembre.Estuvo todo el verano yendo a una academia,hizo los casi 100 ejercicios que le mandaron,y el día del examen sacó un 4,75…que no les salió de los cojones redondear…en tercero por fin recuperó una asignatura que debía haberse aprobado mucho antes…¡así se motiva, si señor!