¡No sabía que existiera el Día Mundial de la Sonrisa! Pues resulta que se celebra el primer viernes de octubre desde 1999.
Aunque esto de los días mundiales e internacionales es un asunto a veces un poco forzado, la verdad es que me resulta simpático uno dedicado a la sonrisa… ¿por qué no?
Para celebrarlo, el jueves tuvo lugar un diálogo titulado La importancia de la sonrisa entre José Antonio Marina y Luis Rojas Marcos. El filósofo y el psiquiatra coincidieron en que la sonrisa no sólo manifiesta el bienestar interior, sino que también lo provoca… ¡es reversible!
También afirmaron que el pesimismo goza en nuestro país de un prestigio inmerecido. Quien critica, protesta, expresa negatividad o permanente insatisfacción puede ser considerado por ello firme, exigente, informado y selecto.
En cambio, el optimista, el que ve el lado bueno de las cosas, frecuentemente pasa por ingenuo, frívolo, poco exigente, mal informado, etcétera.
Como dice Marina, esto es absolutamente injusto porque los grandes cambios en la humanidad siempre los provocaron los optimistas.
Justo el viernes de la sonrisa se estrenaron mis estudiantes universitarios en un proyecto de aprendizaje-servicio, impartiendo talleres de comunicación en público en centros educativos y entidades sociales.
Les dije: entrad sonriendo. La sonrisa es empática, se contagia, es el viento que mueve el velero de la comunicación.
Lo hicieron y acabaron el taller con una sonrisa de oreja a oreja.
Tens tota la raó… quan somrius acaben somrient els del costat…. s’encomana … Tot i que a vegades arrencar un somriure d’un mateix o d’altri té la seva “intringulis”!!! 🙂