Ken Robinson, experto británico en creatividad e innovación, impartió en el 2006 una conferencia llamada Las escuelas matan la creatividad, que ha sido descargada más de 20 millones de veces.
Creo que el sentido del humor, los argumentos y las habilidades comunicativas de Robinson consiguieron convencer a medio mundo que, efectivamente, esto es así: las escuelas, si no matan la creatividad, por lo menos la inhiben, la encorsetan, la ahogan…
Lo cual genera gran preocupación, puesto que la creatividad es un valor “cool”, al alza en nuestra sociedad uniformadora y conservadora… ¿Cómo, sino, vamos a enfrentarnos a los retos de este siglo con generaciones poco creativas?
Según palabras inspiradas del mismo Robinson, la creatividad es la imaginación puesta a trabajar. Pero la verdad es que frecuentemente asociamos la creatividad a la genialidad, a la capacidad individual sobresaliente del artista.
Sin embargo, las escuelas solidarias premiadas este año por el Ministerio de Educación de Argentina desmienten rotundamente ambos prejuicios:
- Ni la creatividad es un capricho del destino para cerebros privilegiados,
- Ni las escuelas son asesinas de la creatividad.
La Escuela Libertador Simón Bolívar de General San Martín, Mendoza; el IPEM San Antonio de Córdoba; el Jardín de Infantes Isla de los Estados, de Villa Carlos Paz, Córdoba… son escuelas que impulsan proyectos de aprendizaje-servicio y promueven la creatividad, iluminándola por lo menos con siete focos:
- Buscan soluciones a los problemas
- Transforman el entorno creando cosas nuevas y dándoles nombre
- Inventan métodos y sistemas para mejorar la eficacia de las soluciones
- Lideran la comunidad y la empoderan
- Ponen el acento en el bien común
- Estimulan la responsabilidad individual frente a los retos comunes
- Refuerzan la identidad y la pertenencia
De esta manera, la creatividad deja de ser -si es que alguna vez lo fue- un valor blando, solamente “cool”, líquido o gaseoso: con la química del aprendizaje-servicio, la creatividad se pone a trabajar duro al servicio de la comunidad.
Este concepto potente de creatividad gana progresivamente más adhesiones. ¡Ya no puede haber antinomia entre creatividad y solidaridad!
Como las instituciones premiadas, no somos pocos los que creemos en ello. Cada vez somos más.
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