Un regalo, un alimento, un sentido que se reencuentra… estas fueron las inspiradoras palabras de Raquel Simó, asesora del CEFIRE de Valencia, al abrir la primera jornada del encuentro de la Red Dos Mares.
Ayer se celebró este evento en Valencia y me invitaron a participar. Era el cuarto de los encuentros de esta red de 4 centros de formación del profesorado: Santander, San Sebastián, L’Hospitalet de Llobregat y Valencia: el Cantábrico y el Mediterráneo, dos mares.
Hace un año y medio se propusieron intercambiar conocimientos y experiencias como expertos en la formación del profesorado, para promover el aprendizaje-servicio en sus territorios.
Han podido hacerlo y reunirse porque su proyecto se enmarcaba en el programa ARCE del Ministerio de Educación, ahora lamentablemente congelado.
Realmente nutritiva y productiva ha sido la trayectoria de esta red. Entre otras finalidades, sus miembros desean evidenciar y estimular el talento y la ilusión del profesorado.
Aunque, como expresó lúcidamente Marisol Uría, asesora del Berritzegune de Donostia, para ello hay que romper el pentágono por algún lado. Se refería a los cinco condicionantes que limitan y aprietan la acción docente: un grupo, un profe, una aula, una asignatura y una hora de clase.
Contra estas paredes se estampa la creatividad de muchos maestros y maestras. Una creatividad que el aprendizaje-servicio se empeña en descubrir.
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