Ayer celebramos el encuentro bianual del grupo territorial ApS de L’Hospitalet. Nos reunimos 27 personas de centros educativos, entidades sociales y departamentos municipales.
Entre todos sumamos más de 40 proyectos de aprendizaje-servicio en la ciudad, a lo que hay que añadir que muchos de ellos son replicados por diferentes actores.
Por ejemplo, los proyectos de Apadrinamiento lector son practicados por 11 escuelas y los de Donación de sangre están desarrollados por 6 entidades, entre centros de tiempo libre y colegios.
En L’Hospitalet llevamos ya bastante tiempo explotando y explorando el aprendizaje-servicio. Explotando, porque muchas prácticas ya existían en la tradición pedagógica de las escuelas o entidades. Eran proyectos de aprendizaje-servicio “sin bautizar” y el hecho de conceptualizarlos los ha fortalecido.
Y también llevamos tiempo explorando, porque nos hemos ido animando, dando pasos adelante y atreviéndonos con proyectos más complejos, elaborados, gratificantes y divertidos.
Detectamos ayer la fuerza que pueden llegar a tener los proyectos que incorporan instituciones artistísticas locales y de prestigio, como la Fundación Arranz Bravo. O el recorrido inmenso del aprendizaje-servicio en la educación de adultos, como nos hizo notar la profesora de la Escuela de Adultos Can Serra.
O la facilidad con que, cuando un proyecto funciona, se suman cada vez más actores educativos y sociales, tejiendo una red espesa, como nos explicaba el director del Instituto Eduard Fontserè.
También tenemos muchos retos, como conseguir que todo luzca más y mejor; encontrar espacios específicos de encuentro y celebración de los propios chicos y chicas; incorporar a las familias y al resto de la comunidad, aprovechar las vacaciones de julio…
Sin duda, esta ciudad es un territorio fértil. Creo que en parte se debe a ser un histórico lugar de acogida, de confluencia de diversas procedencias, culturas y sensibilidades.
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