Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas. Montse Pérez presentó, con esta bella frase de Charles Chaplin, La casa de la felicidad, un documental sobre un pequeño orfanato llamado Jaly Home.
Jaly Home es una de las iniciativas de JAL, la ONG que se enfrenta a la lepra y a las enfermedades derivadas de la pobreza en Pondicherry, en el sur de la India.
JAL también impulsa una escuela y un hospital, y se centra en mejorar las condiciones de vida no sólo de las familias afectadas por la lepra, sino también por las que padecen discapacidades o marginación social.
Ayer el auditorio de la Pedrera estaba lleno de personas que creemos en JAL porque creemos en Montse, Berta, Adela, Jordi y el resto del equipo. Estrellas cargadas de energía que provocan que nazcan más estrellas.
Pero tuvimos la ocasión de descubrir muchas más estrellas en esta constelación. Una de ellas, Bruno Savio, el protagonista del documental. Bruno es un profesional de la publicidad, y cuando acaba su jornada laboral se dedica a sus vecinos de Pondicherry.
A través del reportaje de lo que es un día normal en la vida de Bruno, supimos de la lucha por la dignidad de una adolescente que sueña con ser enfermera y de un niño pequeño que trabaja en los basureros.
Para ambos, Jaly Home es el paraíso que les ofrece la oportunidad de romper con la fatalidad. Y Bruno es la persona que les anima incansablemente a dar este paso.
Otro grupo de estrellas lo forman sin duda el director, Joan Soler, y todo su equipo, creando un documental de 30 minutos que merece competir y ganar en cualquier premio cinematográfico.
Fascinados y agradecidos, así quedamos los privilegiados que asistimos al estreno de La casa de la felicidad.
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