Ayer estuve en el primer encuentro de aprendizaje-servicio de las universidades españolas, organizado por el ICE de la Universidad de Barcelona.
Asistieron 60 profesores de diversas Comunidades Autónomas. Y además contamos con la participación de representantes de Argentina y Brasil. ¡Fue un encuentro lleno de energía positiva!
En el primer panel que abrió el acto, Miquel Martínez subrayó la importancia de enfocar la calidad en la universidad como suma de excelencia y equidad. Si sólo se enfoca como excelencia, probablemente se acaba reforzando la Universidad elitista y sorda a las necesidades sociales. pide.
El aprendizaje-servicio en las universidades ayuda a aplicar y desarrollar la equidad dentro de la excelencia, porque implica a los estudiantes -¡y a los profesores!- en afrontar los problemas del entorno aplicando saberes y habilidades, es decir, desarrollando competencias.
Marcela Martínez Vivot, de la Facultad de Veterinaria de Buenos Aires, explicó entre muchas cosas cómo la motivación del alumnado en su proyecto APS había evolucionado de la satisfacción por aplicar sus conocimientos a la responsabilización social en dar respuestas eficaces a las carencias del entorno.
Pilar Folgueiras hizo un resumen de las ventajas y dificultades que detectaban los profesores universitarios en los proyectos APS. El sentimiento unánime era que, a pesar de las dificultades, vale la pena aprovechar las oportunidades de coherencia, creación de sentido e innovación metodológica que aportan estos proyectos.
En el turno final de intervenciones, yo pedí a los profesores que, además de desarrollar el APS en sus universidades, contribuyan a crear núcleos impulsores en sus territorios, colaborando con otros agentes educativos y sociales.
Porque la universidad puede divulgar y liderar una cultura de aprendizaje-servicio en el entorno, de manera que también en la educación primaria, secundaria o educación no formal se disfrute de excelencia y equidad educativa.
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