Acabo de recibir de parte de Roberto Flores el enlace a un vídeo muy bueno y divertido sobre cómo se abandona la capacidad creativa a medida que nos hacemos mayores. Siempre que pienso en creatividad pienso en una anécdota sobre Niels Bohr que me regaló otro buen amigo -y muy creativo!-, Iván Darío Chahín.
Me gusta la tesis que desarrolla Sir Ken Robinson en el vídeo: los niños y niñas son creativos porque arriesgan, sin miedo a equivocarse. Este miedo se aprende a base de pensamiento único y de apego a la norma y el academicismo de la educación contribuye en buena manera.
Hablar de creatividad en educación nos lleva a pensar en la dulce infancia, pero no tanto en los educadores. ¿Se puede estimular la creatividad en los niños y niñas si uno mismo no es creativo? Parece una misión bastante difícil.
Tal vez lo primero que deberíamos intentar los educadores es des-educarnos nosotros mismos del miedo atroz a equivocarnos y empezar a des-sofisticar y des-academizar la educación: la creatividad no es una pirueta intelectual reservada a las mentes prodigiosas, sino una mirada limpia, simple y diferente, capaz de llenar de poesía una caja de zapatos como la de la foto.
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