Al hilo de la polémica sobre la prostitución en las calles de Barcelona, estaba a punto de escribir sobre las contradicciones que este asunto me provoca.
Pero revisando lo que han escrito mujeres del movimiento feminista, encontré un artículo del año 2007, firmado por Amelia Valcárcel, Victoria Sau, Celia Amorós, Teresa Gisbert, Rosa Cobo, Inmaculada Montalbán y Alicia Miyares. ¡Y no podía creerlo! Dice exactamente lo que pienso, incluso lo expresa con los mismos ejemplos que yo pondría a la hora de argumentarlo. De manera que me limito a referenciar este texto.
Puedo entender las razones (bueno, sobretodo los sentimientos) de las personas que abogan por la regularización de la prostitución: piensan que es el sistema para evitar males mayores, para aportar mejores condiciones de vida a las mujeres que se dedican.
Pero también muchas personas creemos que no se trata de un trabajo “tan digno como cualquier otro”, sino que se trata de una esclavitud. Regularizarla abre la puerta de normalizarla, otorgar carta de legitimidad a una explotación que debe ser abolida.
¿Alguien consideraría deseable que su hija se planteara la prostitución como una salida profesional, como un modo de vida perfectamente asumible?
Y por otro lado, la redada de la foto, ¿no debería ser para los clientes?
Hola Roser, buscando en la red cosas sobre Juan Masiá he llegado a tu blog. Veo que has puesto un enlace a una “biblioteca” que recogió uno de los amigos de Masiá, de su blog cerrado de Religión Digital, pero que no se actualiza. Te agradecería si pusieran un enlace al nuevo blog desde donde publicamos todo lo nuevo que sigue escribiendo Juan Masiá:
http://lacomunidad.elpais.com/apoyoajmc/posts
Por cierto, muy de acuerdo con este artículo donde escribo este comentario, efectivamente la prostitución no es un trabajo y la presión debería ser hacia los clientes de este tipo de explotación. Gracias.