La semana pasada tuve una entrevista con Lluis Puig, director de hemodonación del Banc de Sang i de Teixits y aproveché para donar sangre. No las tenía todas, porque más de una vez me han rechazado por tener la presión demasiado baja. Pero por la mañana había desayunado un bocadillo fantástico de pan con tomate y camembert y tal vez eso me la subió un poco, el caso es que pude donar. Además, durante los quince minutos de extracción, cómodamente recostada, ví a la Rahola por televisión… cosa que siempre puede subírtela un poco más.
Bueno, el caso es que el proyecto de aprendizaje-servicio que impulsa el Banc de Sang en Cataluña es una práctica educativa clara, sencilla y bien trabada, tal como refleja el reportaje de la Revista Donar. Uno de los aspectos más interesantes es su versatilidad, puesto que se adapta tanto a la educación formal como no formal, al centro de primaria como a la educación superior. Un ejemplo de buen hacer en este sentido es el de la Escola Solc Nou, un centro de formación profesional modélico.
La sangre no se puede fabricar en laboratorio, sólo se puede donar, y aunque los menores de edad no pueden ser donantes, sí que pueden entender cuál es el problema y convencer a las personas adultas para que donen. Un buen recurso para motivar a los chicos y chicas puede ser el episodio dedicado a la donación de sangre dentro del programa Joves fora de serie. ¿Quién se anima?
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