¿Qué caracteriza el liderazgo de las personas que impulsan prácticas de aprendizaje-servicio en sus comunidades? ¡Me estuve haciendo esta pregunta durante el acto de entrga de los Premios Aprendizaje-Servicio 2015!
Me refiero no a aquellas que lo practican, sino a las que arrastran a otras a practicarlo, generan onda expansiva y cuando lo siembran, ya no para de crecer. No es lo mismo que practicarlo, ¡algo sin duda más tranquilo!
Creo que los equipos de educadores no se dejan seducir por el aprendizaje-servicio sólo por convicciones pedagógicas o filosóficas. Eso está muy bien para deliberar, incluso para “probar”, pero se necesita pasión de la buena para comprometerse.
I esa pasión la transmiten chispeando los líderes en el aprendizaje-servicio que voy conociendo desde hace doce años: Anna, Jordi, Esther, Nieves, Marisa, Javier, Aitziber, Pedro, Paco, Héctor, Maite…
Por lo menos he llegado a reconocer 7 chispitas:
- Tienen una visión amplia de la educación, no la limitan a lo que puede hacer la escuela. Ven potencial educativo en cualquier rincón del barrio.
- Son obstinados y persistentes, inasequibles al desaliento, lo cual implica grandes dosis de paciencia, algo muy preciado hoy en día.
- Hablan diversos lenguajes, en el sentido metafórico del término. Sin cambiar de principios, cambian de registro para facilitar las cosas a quien tienen delante, porque respetan a todo el mundo y se esfuerzan en empatizar.
- Se ponen detrás de la gente, espontáneamente, porque se han habituado a empoderar a los grupos y a la función de servicio (y no de prestigio) que tienen como líderes.
- No son criticones ni picajosos, no pierden tiempo ni energías discutiendo tonterías. Saben que los procesos necesitan su tiempo y que antes de hacer las cosas bien se hacen relativamente mal y no se hunde el mundo.
- Se arriesgan. Se tiran a la piscina. No buscan la máxima seguridad antes de actuar, porque saben que acabarían no haciendo nada (¡y aman el verbo hacer!). Salen continuamente de su zona de confort.
- Son optimistas, confían ciegamente en la capacidad de las personas, disfrutan con lo que están haciendo y además tienen sentido del humor. No he conocido ningún líder tristón, pesimista o amargado en el mundo del aprendizaje-servicio.
A toda esta buena gente, auténticos Servant Leaders y a todos los que tienen la suerte de estar por ahí cerca, ¡¡Feliz Navidad!!
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