Estoy en Talavera desde el lunes y no para de llover. De vez en cuando el cielo se abre un poco y aparece el arco iris.

Pero como la ley de Murphy no suele fallar, aparece justo cuando la cámara no me funciona.

Anteayer, en el curso de aprendizaje-servicio para el profesorado, se presentaron dos experiencias muy buenas y además muy oportunas.

Por un lado, las propuestas de la veterana Asociación Ardeidas en relación  al conocimiento y valoración del ecosistema y, en particular a la protección de las aves.

A través de sus propuestas los niños, niñas y jóvenes, pero también personas adultas, se implican construyendo cajas nido, limpiando, señalizando y sensibilizando.

Por otro lado, el Taller de Mediadores de Cambio Climático que propone la Fundacion Ipade a los centros educativos, en el cual los adolescentes relacionan este tema con la pobreza y actúan como agentes sensibilizadores de sus compañeros.

Escuchar ambas prácticas y estar sumergida -nunca mejor dicho- en la humedad insólita de Talavera, me motivó a consultar, una vez más, el blog Aguaceros y goteras, de Gustavo Wilches-Chaux.

Imágenes, datos, reflexiones dramáticas y al mismo tiempo poéticas e inspiradoras, para todos los que creemos que es necesario un cambio cultural si queremos sobrevivir al cambio climático.

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